COLOMBIA
CAMBIA LA HORA
MOTIVACIONES DEL CAMBIO DE HORA - COLOMBIA
GRANDES CAMBIOS DEMOGRAFICOS Y ECONOMICOS EN COLOMBIA
Las fuentes empleadas en el tratamiento de este tema son la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL y el Departamento Administrativo de Estadística – DANE. En el primer caso, corresponde al Estudio sobre la distribución espacial de la población en Colombia, el segundo, se refiere al Censo General realizado por esta entidad en 2005.
EL PROCESO DE URBANIZACION
El territorio colombiano tuvo una profunda transformación en el siglo XX: pasó de ser predominantemente rural, con baja densidad, de pequeñas ciudades difícilmente comunicadas entre sí y poco jerarquizadas en la década de 1930; a una plena transición demográfica, con un proceso masivo de urbanización en el que las regiones del país crecieron alrededor de los departamentos de Atlántico, Bogotá, Valle y Antioquia, y sus capitales fueron los centros naturales en torno a los cuales se desarrollaron las principales actividades económicas, sociales y político administrativas del país en los años sesenta, con una primacía creciente de Bogotá, sobre todo en el plano económico, durante el decenio de 1990.
Colombia pasó de ser un país rural a uno predominantemente urbano. Fue en la década de 1960 cuando el país realizó su transición de mayoría rural a mayoría urbana. La actual metropolización de Colombia no obedece a la misma lógica de los años sesenta, cuando prevalecían el crecimiento demográfico acelerado, la industrialización, las migraciones rural-urbanas, que involucraron a cuatro ciudades. Actualmente, incide en la primacía de Bogotá el desarrollo de grandes empresas de servicios, del sector financiero, del comercio y de los supermercados (terciario superior), el fortalecimiento del sector público y el mejoramiento de las comunicaciones.
El crecimiento del nivel de urbanización del país ha tenido un efecto directo en la migración interna, la que a su vez ha sido impulsada por la mecanización de la agricultura, la concentración de la propiedad rural y el escaso dinamismo del sector agrícola tradicional. Es decir, las ventajas comparativas sociales y económicas entre el campo y la ciudad, así como entre las áreas menores y las grandes capitales, incidieron en los comportamientos migratorios, sus variaciones espacio-temporales y sus características específicas. En Colombia, la migración se caracteriza por ser joven, femenina, de corta distancia y porque las cuatro cuencas migratorias existentes tienen como destino final las cuatro grandes capitales.
Es inevitable conectar el tema del desplazamiento forzado con el del conflicto agrario; la tierra y el territorio colombiano tienen una valoración que va más allá de la tradicional explotación agropecuaria y se constituyen en objetivo prioritario de las fuerzas violentas.
Actualmente, la violencia y el desplazamiento forzado son expresiones del problema por la propiedad y control, que se manifiestan en el antagonismo entre latifundio ganadero o empresa agroindustrial y el minifundio campesino, y en el conflicto por el dominio y control del territorio como espacio estratégico de orden político económico.
De acuerdo a los datos del último censo realizado en Colombia en 2005, el país pasó de ser un país con alta concentración de población en la parte “Resto” a tener cerca del 75% de sus habitantes residiendo en los núcleos urbanos. En efecto, si tenemos en cuenta los censos de 1938 y 1951, más del 60% de la población colombiana residía en la parte “Resto”, proceso que se empieza a revertir a partir de 1964 y que se acelera desde de 1985.
El proceso de urbanización es bastante heterogéneo cuando se analizan los diferentes entes territoriales, lo que demuestra los efectos de una serie de factores regionales generados por cambios en los flujos migratorios subregionales, que determinan dinámicas diferenciales.
Estas disparidades en las dinámicas regionales generan distintos grados de urbanización que se pueden definir de la siguiente manera:
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Concentración alta de población en “Cabecera”: aquellas que contienen el 80% y más del total de la población departamental. Incluye 4 departamentos, entre éstos Bogotá (D.C.), Valle y Atlántico.
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Concentración media - alta de población en “Cabecera”: rango entre 60 y 80% del total de la población departamental. En esta categoría se encuentran la mayoría de los departamentos, incluye 16, entre éstos Antioquia.
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Concentración media de población en “Cabecera”: rango entre 50 y 60% del total de la población departamental. Corresponde a 7 departamentos.
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Concentración baja de población en “Cabecera”: Menos del 50% del total de la población departamental. Abarca 6 departamentos.
La distribución poblacional de acuerdo con el grado de urbanización determina su concentración, considerando las diferentes zonas geográficas en las cuales se puede subdividir el territorio nacional.
En efecto, la concentración es coherente con aquellas zonas en donde se encuentra el mayor número de ciudades grandes e intermedias, las cuales se constituyen en polos de atracción dada la oferta de bienes y servicios, en especial vivienda, servicios públicos domiciliarios, educación y salud. Es así como Bogotá D.C. representa el 16,1% de la población total.
Este proceso de urbanización muestra una dinámica muy especial en los municipios cercanos a las grandes ciudades (los cuales se han convertido en "municipios dormitorios"), generada por menores costos en vivienda, bienes, servicios, así como infraestructura vial y transporte público. Dentro de los ejemplos que se pueden destacar están el de Soledad, en el departamento del Atlántico, y los municipios cercanos a Bogotá D.C.
El Censo General 2005 ha permitido identificar a un importante volumen de población flotante hacia las ciudades que son centroides regionales, por motivos de trabajo y estudio.
LA DISMINUCION DE LA ACTIVIDAD AGRICOLA EN EL PAIS
Han sido varios los motivos que han llevado a un cambio en los sectores prevalentes de la actividad económica nacional, debido a nuevos modelos de desarrollo, políticas públicas y fenómenos como el de la industrialización y el modernismo.
Antes de la segunda guerra mundial, casi la totalidad de la economía estaba fundamentada en la producción agrícola y pecuaria, al final de este conflicto bélico, se introdujo como modelo de desarrollo el de la industrialización, donde el sector agrícola pasó a ser residual y su existencia sólo se justificaba por las demandas industriales y urbanas. Esto llevó a pensar que el progreso significaba pasar de lo rural a lo urbano, de lo agrícola a lo industrial. Las políticas, entonces, conducían a incentivar la migración del campo a la ciudad y a favorecer el desarrollo urbano e industrial, dejando a un lado el crecimiento y desarrollo del sector rural.
Más adelante, el modelo de industrialización fue promovido a raíz de la sustitución de importaciones y de una intervención fuerte y directa del Estado en todos los aspectos de la economía nacional. Este modelo se extendió hasta finales de los setenta y también impulsó la industrialización con el fin de absorber población con el supuesto de mejorar sus condiciones de vida.
A comienzos de la década de los ochenta se implementan nuevos modelos que le asignan a la sociedad rural, a la economía campesina y a la pequeña comunidad la función de proveedoras de mano de obra para actividades económicas urbanas o para la actividad agroexportadora.